La clementina es un fruto cítrico híbrido, proveniente de la hibridación entre mandarina y naranja amarga.

La historia tradicional dice su origen fue un caso de "serendipia", fue una hibridación accidental descubierta por el Padre Clément Rodier a finales del siglo XIX. Sin embargo hay quienes opinan que se originó en China mucho antes, inclusive la consideran virtualmente idéntica a la variedad conocida como Mandarina de Cantón.

Como todos los cítricos, la clementina tiene una alta concentración de vitamina C, por lo cual, entre otros beneficios, ayuda a prevenir enfermedades degenerativas y cardíacas. También disminuye el riesgo de contraer enfermedades infecciosas y gripes, que en otoño son habituales.

La clementina también contiene potasio, calcio y numerosos antioxidantes que la hacen un complemento adecuado para después de hacer deporte.

La cáscara de esta fruta se utiliza tanto para la obtención de aceites esenciales, para aplicar en la piel, como para la preparación de infusiones.

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